El proceso de cambio (2ª parte)

Este análisis de las conductas adictivas es útil para desarrollar e interpretar encuestas sobre consumo de drogas; organizar programas de prevención y control; y resulta especialmente clarificador para desarrollar programas asistenciales ajustados a las necesidades de cada persona que mantiene alguna conducta problemática en relación con las drogas.

De acuerdo a este modelo, las intervenciones se pueden dirigir específicamente a las necesidades de las diferentes etapas y estadios que integran el proceso de mantenimiento y abandono de un problema de abuso de drogas.

La aplicación del modelo de los Estadios del Cambio en estudios e intervenciones asistenciales en el ámbito de las drogodependencias supone un avance conceptual significativo para promover intervenciones no sólo eficaces, si no además eficientes, ya que el centro de atención no es la acción (conseguir el abandono del abuso de drogas) sino la etapa o estadio en que el individuo se encuentra. Ese estadio deja así de ser un mero concepto teórico para convertirse en una variable importante tanto para la investigación como la práctica. Programas orientados a promover el cambio de conductas y estilos de vida, tendrán mayor probabilidad de éxito con sujetos que se encuentren en las etapas de preparación o acción. Por ello, el Programa Mano a mano promueve el avance hacia dichas etapas, mediante la difusión previa de los mensajes de sensibilización, información y orientación propuestos en el Capítulo II de este manual.

Reducir el consumo de alcohol, dejar de fumar, o dejar de consumir otro tipo de drogas implica iniciar un proceso de cambio del estilo de vida que requiere tiempo y esfuerzo. Debido a ello, es recomendable no intentar iniciar varios cambios simultáneamente.

Estos procesos suelen comenzar con un cambio de actitud. Vale la pena ofrecer consejos desde el ámbito de la Salud Laboral: aunque los empleados no parezcan receptivos, la palabra de los profesionales de Salud puede determinar el inicio del proceso o ayudar a madurarlo un poco más. Los profesionales sanitarios deben ser claros e inflexibles sobre la conveniencia de dejar el consumo de tabaco u otras drogas, y sobre la necesidad de beber adecuada y moderadamente.

Las consecuencias sociales, laborales y familiares relacionadas con las drogas son muy distintas, y por ello las intervenciones personalizadas para ayudar a superar cada uno de estos problemas deben ser también distintas. Además, en lo referido al abuso de las drogas más comunes, no es lo mismo ayudar a un bebedor excesivo a reducir su consumo de alcohol hasta niveles seguros, que tratar a un alcohólico. Las personas que fuman también precisan intervenciones distintas según sea el grado de su dependencia al tabaco. En este manual se ofrece información y se proponen estrategias que no requieren más que una breve formación del equipo de Salud que atiende a los trabajadores, y que pueden ser desarrolladas por dicho equipo en intervenciones de corto tiempo de duración. También se proporcionan criterios de derivación para aquellos casos en que la asistencia requerida no se puede proporcionar desde la empresa.

Sobre la base de estas consideraciones previas, se presenta a continuación información sobre propuestas de intervención diferenciadas para abordar cada problema por separado. Las propuestas asistenciales aquí presentadas disponen de una sólida base científica y, por tanto, constituyen enfoques de probada eficacia.

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